viernes, 18 de enero de 2013

La generalización es uno de los grandes errores en que se cae para justificar lo que ya no se puede controlar. (Leo Bajer)

La generalización es uno de los grandes errores en que se cae para justificar lo que ya no se puede controlar.
Por Leo Bajer

¿Prestaste atención que común es escuchar generalizaciones en las argumentaciones?


Te pongo un par de ejemplos bien sencillos:

  • todos los vendedores son mentirosos
  • todas las mujeres manejan mal
  • todos los políticos son corruptos
  • todo tiempo pasado fue mejor
  • todos los jóvenes, todos los adolescentes, todos los viejos, todos los hombres, todas las mujeres, etc
¿Cómo te repercute esto? ¿Te sentís identificado?

¿Sabés que estos pensamientos cuando los ponés en tu boca, o mejor dicho en tus propias palabras o sea,  en tus propios pensamientos, son potencialmente nocivos para con vos? ¿Sabés porqué? Porque si lo decís es porque lo pensás, y si lo pensás es porque lo creés, y si lo creés es porque así lo sentís, y si así lo sentís lo incorporás, o sea, lo ponés en tu cuerpo. Entonces no hay otra posibilidad de pensamiento que el estar totalmente cerrado y limitado a cualquier otra posibilidad.

Estamos, ya hace tiempo, en tiempos de cambios permanentes y cada vez más rápidos. Cambios en donde la rigidez de pensamiento probablemente te dejen fuera de un montón de posibilidades. Pensá que cuando pensás en "blanco o negro" o en "todos o ninguno" son extremos que no te permitirán ver un montón de escalas de grises de los que estamos rodeados permanentemente, y que son inevitables.

Me veo en la obligación de expresarte que "La generalización es uno de los grandes errores en que se cae para justificar lo que ya no se puede controlar". Es en muchos casos una defensa para cuando se te fue de las manos  la situación, te defendés generalizando.
Entiendo que a veces es más fácil generalizar para no tener que salir de la zona de confort mental en la que estás, y así no tener que pensar y reconocer que tenés alternativas de pensamiento diferentes a las tuyas. Pensamientos a los que deberás tener que someter probablemente al dolor personal y al qué dirán de los demás, ya que tendrás que correrte de tu lugar, y en esto el orgullo personal cuesta, y mucho.

Hermosa Vida para todos!
Leo

Leo Bajer
Director de Buenos Aires Capacita
www.buenosairescapacita.com.ar
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jueves, 17 de enero de 2013

Al que madruga, Dios lo ayuda. Por Leo Bajer

Al que madruga Dios lo ayuda. 
Por Leo Bajer

Y finalmente también entendí que por mucho madrugar no se amanece más temprano necesariamente...


Está claro que para que uno genere estos cambios estructurales de pensamiento a lo mejor tuvo que haber pasado previamente por diferentes situaciones de “corte” en la vida. Y sí, “la experiencia es el peine que llega cuando uno se queda calvo” dice el dicho popular, y algo de eso hay. Lo cierto es que la experiencia no se compra, uno tiene que vivirla para poder generarla y así experimentarla.
A lo sumo uno podría, si es un buen observador, ver comportamientos en los demás y a partir de ahí ver si toma o deja esos modelos.
Recuerdo cuando era joven y observaba algunos comportamientos en adultos con los que me rodeaba, pensaba... “cuando sea grande no quiero ser como ellos”.
Y me decían “vos tenés que hacer tal cosa o tal otra”, “a vos te conviene esto u lo otro”, “esto no lo hagas porque no te conviene y te vas a arrepentir”, etcéteras y etcéteras que hicieron que no decidiera por mí mismo sino por ellos.
Hoy ya siendo adulto entiendo que en ese momento yo decidí si aceptar o no esos mandatos, disfrazados con formato de consejo, pero también entiendo hoy que se me hacía muy difícil ser yo mismo con esas miradas adultas que caían sobre mi adolescente persona. 
Finalmente el adolescente rebelde no fue tal y los mandatos culturales prevalecieron durante largo tiempo. Son muy comunes estas situaciones y se ha escrito mucho sobre este tema...
Una ventaja del obedecer esos mandatos probablemente hizo que hoy tenga una experiencia de vida que seguramente se vea reflejada en mi profesión que hoy sí ejerzo, y que hubiera sido muy difícil de no haber negociado con los mandatos recibidos en mi infancia. De todas maneras no lo recomiendo como ejemplo a seguir...

La generalización es uno de los grandes errores en que se cae para justificar lo que ya no se puede controlar. Es muy interesante ver lo que está pasando con la globalización y los cambios estructurales en los trabajos. Escucho en diferentes gerencias empresariales el comentario acerca de la falta de compromiso de los jóvenes, la falta de puntualidad, la falta de pertenencia, la falta de responsabilidad... -“son todos iguales”- me dicen. Entonces échalos a todos y pongan a otra gente, les digo irónicamente.
Y esto definitivamente estoy convencido que no es así. La generalización es uno de los grandes errores en que se cae para justificar lo que ya no se puede controlar.
Hoy hay nuevas formas de trabajo y formas de trabajar diferentes a las hasta ahora llamadas tradicionales, y tendremos que comprender que estamos en un proceso de re-acomodamiento que seguramente llevará  bastante tiempo hasta adaptarnos a este nuevo modelo laboral-cultural.
Un joven es y será responsable o no, más allá de su edad, así como los adultos son o no son responsables. Lo mismo sucederá con la puntualidad, la actitud y demás generalizaciones.
La falta de pertenencia es propia de la edad y tendrá que ver también no solamente con el ser joven sino con el ser menos conservador e ir en búsqueda de nuevas oportunidades.
Probablemente ya no se vean como hoy se ven en las empresas  personas con antigüedad de veinte, treinta, cuarenta años de trabajar en la misma empresa.
El tiempo irá delineando cómo generar una nueva relación entre las empresas y su gente.



Leo Bajer
Director
Buenos Aires Capacitaciones Coaching e Ideas (BACCI)
www.bacci.com.ar
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lunes, 14 de enero de 2013

¡Yo siempre lo hice así! por Leo Bajer

¡Yo siempre lo hice así! por Leo Bajer

Desde niños nos vemos influenciados a través de nuestra cultura, que inculcada por una gran cantidad de mandatos de todo tipo, a forjar una identidad determinada que marcará probablemente nuestra vida y para siempre en la gran mayoría de los casos.

En muchas ocasiones uno puede detectar estas marcas generadas a partir de formas de pensamiento, formas de reacción ante determinados estímulos, creencias, etc.
Lo que a veces no sabemos es que no somos conscientes de estas reacciones y que tienen que ver con la información que incorporaron a nuestra mente y que luego internalizamos como propia.
Qué es lo que hace que actuemos de determinada manera, tendrá que ver precisamente con estos hitos que marcaron nuestra historia. Cada década en la historia de nuestras vidas tuvo diferentes puntos de inflexión que hizo que aquello sobre lo que fuimos educados fuera modificándose notablemente.
En este presente, y a partir de los últimos años, la llegada de Internet produjo enormes cambios culturales que parecieran no tener marcha atrás. Las formas de comunicación cambiaron definitivamente y con ellas surgieron nuevos paradigmas.
Una enorme rapidez se va apoderando de nuestras vidas generando a veces angustia por no saber cómo reaccionar ante tanto estímulo. En estos casos es muy satisfactorio pensar: ¿me estaré perdiendo algo?

Uno no debiera hablar desde el desconocimiento, esto está claro, lo cierto es que padre o madre no somos todos y a lo mejor no lo seamos, pero hijos sí somos todos. Entonces mi propuesta de pensamiento estará basada en esto, en pensarnos desde este rol.

Escucho frecuentemente comentarios tales como: “yo lo hago así porque así me lo enseñaron y no se hace de otra manera”.
Alguna vez escuché esta historia sobre una joven pareja: Pablo llega de trabajar y encuentra a Susana cocinando un delicioso lomo a la pimienta. Pablo observa sorprendido que su pareja le corta las puntas al lomo de ambos lados, restándole una buena porción, y que luego arroja esos excedentes al cesto de basura. Pablo sorprendido le pregunta a su mujer por qué hace eso. Susana muy ofendida le responde: “Mi mamá me enseñó a cocinarlo así y así lo comí durante toda mi vida. Vamos a casa de mamá y ella te va a dar una lección de cocina... ¡desagradecido!”
La pareja se dirige rápidamente hacia la casa de la madre de Susana. Al llegar, Susana le dice: -“Mamá, explicale al tonto de Pablo por qué siempre nos cocinaste así el lomo a la pimienta.” La madre entre sorprendida y ofendida por el planteamiento de Pablo le contesta: -“¿Cómo por qué lo cocino de esta manera?, ¿te dás cuenta lo que estás preguntando? Mi madre, o sea la abuela, me crió cocinando el lomo de así. Siempre le cortó las puntas, hasta el día de hoy. Claro, vos venís de estar en la calle todo el día ¡y no valoras el esfuerzo que hace Susana por atenderte! Vení que le preguntamos a la abuela.” Y allí fueron los tres a preguntarle a la abuela sobre la cocción del lomo. -”Abuela, ¿podés decirle a Pablo por qué le cortás las puntas al lomo cada vez que lo cocinás?” La abuela sorprendida por la pregunta responde: -”Si claro... le corto las puntas porque no me entran en la fuente.”

Generalmente no nos preguntamos por qué hacemos las cosas de determinadas maneras y repetimos costumbres sin darnos cuenta de que las que podemos llegar a modificar en nuestras vidas.

Espero te haya gustado este pensamiento

Hermosa Vida!


Leo Bajer
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jueves, 10 de enero de 2013

La fórmula del éxito por Leo Bajer


C + R = E
La fórmula del éxito


¿Puede existir una fórmula para el éxito? Me imagino que no, pero quiero compartirte esta fórmula para que, a lo mejor, puedas "redescubrirte" en cómo reaccionás ante algunas situaciones de las que te depara el día a día.

C= tiene que ver con el afuera, lo podés preveer a veces, pero a veces no. Nos pasa a todos y en cualquier momento (no cuando uno quiere).
Esa C son las circunstancias.

R= tiene que ver con uno. Tiene que ver con qué vas a hacer frente a las C (circunstancias). Te vas a quedar inmóvil, o vas a esperar a que las cosas mejoren algún día o vas a actuar pese a todo.
Esa R es la respuesta que le vas a dar a esas circunstancias

E= Será el resultado que habrás obtenido de la suma de C+R.
La E será el éxito, o dicho en otras palabras, será el resultado que habrás obtenido de tus circunstancias y sus respuestas sobre las cuales vos y solo vos te habrás hecho responsable con las decisiones tomadas.

Entonces, ¿cómo vas a reaccionar frente a determinadas circunstancias? ¿Te quedarás de brazos cruzados esperando a que algo o alguien modifique las mismas? o ¿re-accionarás frente a las mismas haciendo de estas una oportunidad diferente a las previstas o generadas por tus expectativas?

Espero que te haya gustado esta "fórmula".
Te deseo todo el éxito que desees alcanzar!

¡Hermosa vida para todos!


Leo Bajer
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sábado, 5 de enero de 2013

El "Hay que..." como herramienta paralizante. Por Leo Bajer

El "Hay que..." como herramienta paralizante.  Por Leo Bajer

Habrás escuchado alguna vez que el cerebro es "bobo". Lo cual no quiere decir de ninguna manera que VOS seas bobo.  El cerebro entiende y decodifica los mensajes que le enviamos, y así reacciona y actúa en consecuencia.

¿Cúantas veces decís "hay que hacer esto", "hay que organizar tal cosa", "hay que decirle a fulano que..." y otros "hayques" diarios?
Te propongo este sencillo tip para que ayudes a tu cerebro a decodificar que "hayque" en principio sos vos y no un otro desconocido. Porque "hayque" no existe.

La propuesta es eliminar de tu léxico el "hay que..." y remplazarlo por:
Voy a...
Vamos a...
Vas a...
Van a...

De está manera tu mensaje será claro y generarás acción; con lo que reemplazarás la inacción y confusión que genera el "hayque".

Espero que este tip te resulte de utilidad.

Hermosa vida para todos!
Leo



Leo Bajer
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viernes, 4 de enero de 2013

La técnica del nombre en las ventas (por Leo Bajer)

La técnica del nombre en las ventas

por Leo Bajer


Quiero compartir con vos este videotip que es uno de los temas con los que trabajamos en nuestros cursos y capacitaciones para empresas.

¡Espero sea de tu utilidad!